viernes, 9 de marzo de 2012

Sobre abrebotellas, caramelos y carteros

Tengo media hora libre antes de ir a dar clases de mate y no tengo nada que hacer así que he decidido quitar telarañas al blog contando cosas sueltas que me han pasado ultimamente.

El año pasado, no recuerdo cuándo, una vecina me despertó a las 8 de la mañana un viernes para pedirme un abrebotellas que me devolvería "luego". Yo, con el pijama, el gorrito de dormir y mis legañas, no supe que decir así que le di el abrebotellas y me metí en la cama. No sé a qué se refería con "luego", porque ese día no vino. Ni al siguiente. Ni la semana siguiente. Ni el mes siguiente. Por lo menos el abrebotellas nuevo que compramos es más bonito :)

Hace unos meses Eszter y yo empezamos a jugar squash todos los sábados en un gimnasio en la otra punta de Budapest. Los reyes magos nos trajeron raquetas para jugar y no es conveniente hacerles enfadar para que el año que viene sigan trayéndonos cosas, así que no nos quedó más remedio que buscarnos un sitio en el que usarlas.

Uno de esos sábados en los que jugamos, salíamos del gimnasio dirección a la parada de autobús para ir a casa. Estábamos esperando a que el semáforo cambiara de color para cruzar la calle, cuando un 'homeless' con una mano vendada se nos acerca y empieza a hablarnos en húngaro.

Eszter le contestó algo, él sacó de sus bolsillos un billete de 1000HUF y un caramelo y le ofreció el caramelo a Eszter. Seguían hablando cuando ella cogió el caramelo, lo abrió... y se lo devolvío. El señor, medio enfadado, se lo metió en la boca y empezó a hablar en un tono un poco más desagradable. Eszter me cogió del brazo y aprovechando que el semáforo estaba ya en verde, salió escopetada.

"No te vas a creer lo que acaba de pasar".

"Hombre, cualquiera que lea este blog puede pensar en un millón de cosas más graves, graciosas, estúpidas e increibles que cualquier cosa que me puedas contar", pensé. 

Me leyó el pensamiento como siempre y respondió "pues esta es buena: primero me ha dicho que era un pobre hombre sin hogar, ni comida ni dinero, que lo único que tenía en este mundo era un billete de 1000HUF y un caramelo. Y que tenía un problemón, y que solo yo podía ayudarle. Me ha dicho que estaba dispuesto a pagarme los 1000HUF a cambio de que le quitara el envoltorio a su caramelo porque él no podía. Se lo he abierto, y cuando no he aceptado el dinero se ha enfadado mucho conmigo :S Menos mal que se ha puesto el semáforo en verde y hemos podido huír, porque se estaba poniendo un poco borde".

Estas cosas solo pasan en Hungría.

Días después iba a clase cuando detrás de mi oí a alguien gritar "ksaber! ksaber!". Ese soy yo, así que me giré, y vi al cartero corriendo hacia mi.

"Pero qué...?"

Llegó resoplando, con su bolso gigante lleno de cartas, paquetes y papeles y me dijo "guan leveel", que es "una carta" en hunglés, mitad húngaro mitad inglés. Asombradísimo, firmé el papel que me ofreció, cogí la carta, le di las gracias y me fui. 

"Pero qué...? ¿Ya me conoce el cartero? Voy a tener que comprar menos cosas por correo...". Fue una sensación muuuuy rara, nunca me había pasado algo parecido :S

Poco después, una mañana, alguien llamó a la puerta de casa, toc toc. Fui a abrir, y al otro lado había una chica que no conocía pero que me sonaba de algo. Tenía cara de estar un poco avergonzada, aunque con los veinte grados bajo cero que había también podía estar muriendo de frío.

"Hola, siento la tardanza". Me dio una bolsa de plástico y se fue. Miré dentro... ¡el abrebotellas que le había dejado nosécuántos meses antes!

lunes, 20 de febrero de 2012

Sobre huevos por la noche

Bueno, bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí? ¡Un blog abandonado! hoy toca escribir un par de lineas, pero espero que no sirva de precedente, no sé cuándo escribiré más.

Situación: en la cama dormido soñando con los angelitos. 
Hora: 3:25 de la mañana. 

Alguien me despierta (tampoco es difícil deducir quién, pero a esas horas no se puede pensar).

- ¿Tienes huevos?

Puf... todavía no sé ni dónde estoy y Eszter me pregunta por huevos. Vamos a hacer un esfuerzo:

- ¿Qué?

- ¿Tienes huevos de pascua?

¿Pero qué demonios? El mundo me da vueltas y me pongo nervioso porque no entiendo nada. Repito en mi cabeza la pregunta por si hay algo que no estoy etendiendo bien. Sigue sin cuadrarme. Pasan unos 4 segundos...

- ¡Pero contesta a mi pregunta! ¿TIENES O NO TIENES HUEVOS?

- Ehm... no... lo siento :(

- Hm! Vale.

Se da media vuelta, se acomoda las mantas y se duerme. ¿Qué acaba de pasar aquí?