jueves, 25 de noviembre de 2010

Sobre invasiones y conquistas

Era un día normal en Hungría cuando entré al Facebook. Allí, me encontré con esto:
Vaya, parece que los 8-10 españoles de clase han decidido hacer una quedada para el partido del lunes (Barça - Madrid). Entro para echar un vistazo y saber quiénes van y dónde tienen pensado hacerlo. Y cual es mi sorpresa cuando veo...



¡¿Pero qué demonios?! ¡43 españoles van a ir al bar ese a ver el partido! Al final va a resultar que los húngaros son los que se sienten "extraños" en esta ciudad...

(No he tapado el nombre y la dirección del bar por si alguno de vosotros se quiere acercar y hacer sentirse más extranjeros aún a los húngaros que estén allí).

lunes, 22 de noviembre de 2010

Sobre estalagmitas subidas de tono

Hoy hemos ido a unas cuevas, como las de Santimamiñe pero en húngaro, que como todos sabéis es Pál Völgyi barlang

Allí, un chico que parecía no gustarle mucho su trabajo nos ha enseñado las estalagmitas y estalactitas que cubren los 20km de cueva húngara y que crecen un milímetro cada quince años. Además de varios datos curiosos húngaros de la cueva nos ha enseñado las estalactitas/estalagmitas más famosas y sus nombres, todos ellos inspirados en la forma que tenían. Hemos visto "el gusano", "el cocodrilo", "la pareja besándose", "la boca del lobo"... pero sin lugar a dudas, la que más me ha llamado la atención ha sido la famosa estalagmita llamada "Blancanieves":
Blancanieves y sus dos enanitos
No sé a vosotros, pero a mi me recuerda a otra cosa. Y no, no es protagonista de cuentos de niños...

viernes, 19 de noviembre de 2010

Sobre golpes en la coronilla

Y dos meses y pico después, volví a la peluquería.

De nuevo, el masaje pre-corte fue espectacular, de esos que hacen que no quieras levantarte del sofá ese. Y es que encima es cómodo, y si tenemos en cuenta que tienes el pelo calentito porque te o acaban de lavar con ese champú que huele de maravilla...

Pero no es eso a lo que venía.

Yo no soy el tipo de persona que se fija en el físico de la gente, ni en su forma de vestir, o en cómo se muerde las uñas no sé quién. Pero nada más entrar en la peluquería no pude evitar fijarme en que (tal vez porque hacía mucho calor allí dentro y no hacía falta llevar bufanda, ni abrigo, ni gorro) la peluquera tenía unos pendiente gigante. Enormes. En serio, eso tiene que pesar un huevo y ser súper incómodo. 

Por supuesto no lo comenté con Eszter, no tenía ganas de comerme una yoya... pero joder hermano, qué pendientes. Y la tipa encima vestía de tal forma que se viera que eran enormes. Supongo que a ella le gustará, y espero que a su novio/marido también, que es quien vive con ella y no yo.

Esto que al principió pensé sería una anecdotilla sin importancia se convirtió en una anecdotaza de esas que  recuerdas para siempre, y eso que ya me había olvidado del tema cuando acabó el masajito...

Me senté en el sillón dispuesto a darlo todo, cuando en el primer tijeretazo ya noto un golpecito. Y otro. Y otro más. ¡La tipa me estaba pegando con sus enormes pendientes en la cabeza!

¡Pom, pom, pom! Como dos campanas gigantes arremetían contra mi coronilla sin hacer ruido alguno. Supongo que ese detalle hizo que nadie se percatara de ese peloteo que notaba en la cabeza, aunque yo, que no tengo experiencia con pendiente grandes, digo yo que si yo tuviera eso así notaría cuando azotan a la gente.

Y claro, a ver qué digo yo. ¡Y cómo! Porque el día que sepa decir en húngaro "oiga, deje de azotarme con sus enormes pendientes que esto empieza a ser muy bizarro" será el día en el que me admitan en la Real Academia de la lengua Húngara (RAH).

Así que me callé. Me callé como cuando vas en el metro y un señor te está pisando la mochila, pero como todavía no te tienes que bajar no dices nada, te quedas en el sitio esperando a que se levante el pie y pise la mochila de otro.

Pom, pom, pom.

Hasta que de repente dejó de ocurrir, y no volvió a pasar más. A lo mejor la señorita se dio cuenta de que tenía dos moratones en la coronilla, o igual fue a ella a quien le empezó a doler. Ni lo sé, ni pregunté.

Al acabar, pagué rápidamente y me fui más rápido aún, sin contar nada del terrible y traumático suceso a Eszter. ¡Ni lo haré! (hasta que aprenda español y le dé por pasarse por aquí, entonces me llevaré galleta doble).

FIN.

Nota avergonzada pero obligatoria antes de terminar: bueno, y ahora una confesión. Lo que habéis leído no es exactamente lo que ocurrió. Si queréis conocer la verdadera historia, solo tenéis que cambiar la palabra "pendiente" por "teta", y la tendréis.

Moratones, oiga.

martes, 16 de noviembre de 2010

Sobre resultados inconcebibles

Y de repente te acuerdas de que lo que escribiste la noche anterior en el blog no se parece en nada a lo que querías contar. No es la primera vez que me pasa, los cerros de Úbeda tienen un encanto especial.

El miércoles pasado tuve un examen, en el que una de las partes eran preguntas de verdadero o falso. Había dos bloques separados, uno por cada tema, el primero con diez preguntillas y el segundo con veinte. Nada raro por ahora.

Cuando llego al primero de los bloques de V/F después de hacer un par de ejercicios, me pongo al lío: verdadero, verdadero, verdadero, verdadero, verdadero, verdadero, verdadero, verdadero, verdadero y... verdadero.

¡Todo verdadero! Algo tiene que estar mal, esto no puede ser así (como en tercero de EGB al hacer un examen de multiplicar y dividir te daba un resultado con decimales, algo habías hecho mal fijo). Pero nada, por mucho que revisara era todo verdadero. Así que seguí con el examen...

Hice otro par de ejercicios, hasta que llegaron las veinte preguntas de V/F: falso, falso, falso, falso, falso... y así hasta un total de 20. 

¡Pero qué demonios!

Yo miraba a la gente y sus caras no mostraban el estupor de la mía, lo cual me confundía aún más, pero por más que mirara y repasara las preguntas, en ninguna cambié el resultado. Será que soy el único que aún no es inmune...


lunes, 15 de noviembre de 2010

Sobre el estrés Boloñés y botellón en la piscina

Y por fin, otra semana libre. Esto de tener una semana llena de exámenes, una libre y vuelta a una semana llena de exámenes empieza a ser agotador. Al principió me pareció que este sistema es mucho mejor porque te obliga a llevar todo al día, mirarte los apuntes con frecuencia, preguntar en clase, hacer tutorías etc para pasar los parciales. Además si todo va como se supone que tiene que ir, cuando llega la época de exámenes estos son más fáciles, o te entra menos materia o incluso hay asignaturas en las que directamente no hay examen al final del semestre si durante las 15 semanas anteriores has ido aprobando los parciales.

Pero es agotador. Igual es porque estoy (estaba) acostumbrado a dejar casi todo para el último momento, teniendo un semestre tranquilo para después en diciembre (o mejor dicho, enero) meterme una 'empollada' que no es ni normal (bueno, muchas veces ni eso...). 

Aunque está claro que los resultados no son los mismos. ¿Compensa? Seguro que dentro de dos meses, cuando mire atrás y piense "y ahora que tengo todo aprobado, me voy a descansar" diré que este método es una maravilla, ¡pero ahora mismo el estrés y agobio son infinitos! Sobre todo porque además de los exámenes tenemos que hacer un trabajo para cada asignatura que hay que entregar dentro de 4 semanas, algo que más o menos resume todo lo que hemos aprendido durante el semestre.

Y ahí es donde se nota mi oscuro pasado. Al principio el final de semestre se veía lejos, y los "ya lo empezaré más adelante" eran frecuentes, y poco más tarde los "el lunes que viene empiezo" se sucedían cada martes. Ahora, a medida que esa temible decimoquinta semana se acerca los sudores me recorren de arriba abajo...

Así que para refrescarnos un poco el sábado fuimos a los baños (¿a que mola cómo relaciono temas?). Cuando fuimos dos semanas antes me gustó un montón, y a Eszter le apetecía volver porque hacía más de dos años que no iba. Esta vez fuimos a las 7 de la noche, y fue una experiencia totalmente diferente a la anterior: la gente iba en un plan diferente que los que van durante el día y también el tipo de gente que vimos era distinto. No se veían padres y madres con hijos, ni tampoco gente mayor: ¡era la hora de la juventú! Había incluso algunos con sus botellas de cerveza y su música. Era como estar en el Casco Viejo de Bilbao un sábado por la noche, con la única diferencia de estar metido en una piscina con el agua a 38ºC en vez de en un banco con el pie en un charco.

Así que todos los que no hayáis probado estar metidos en aguas termales un sábado por la noche en Budapest, ya estáis tardando. Aquí os espero ;-)

jueves, 11 de noviembre de 2010

Sobre deja vús con sueño

El domingo me desperté a una hora que me da vergüenza admitir, así que simplemente diré que dormí "mucho". La noche anterior estuvimos viendo una película (Destino de caballero) hasta bastante tarde, así que al día siguiente tocaba dormir.

El problema vino la noche del domingo, cuando a la 1 de la madrugada no había quien me/nos cerrara los ojos. Era imposible dormir. Así que decidimos ver un capítulo de Carpoolers (ale, os toca a todos ver Carpoolers. Solo hay una temporada de 13 capítulos y cada uno dura 20 minutos, así que ya tenéis deberes), y después otro más. Al terminar ese capítulo decidimos que ya era hora de meterse a la cama, aunque yo seguía con ojos de búho. No sé cuántas ovejas conté, pero si las esquiláramos todas podríamos enmoquetar todo Budapest.

Y claro, a la mañana siguiente cuando el despertador sonó yo no podía ni moverme. Yo me aferraba a la manta y me escondía, pero últimamente es difícil engañar al despertador y solo deja de sonar cuando lo paras (además, Eszter ya había empezado a empujarme y darme golpecitos para apagar ese sonido del averno).

Con unas ojeras de escándalo llegué a clase. Allí me encontré con Txema, un chico de Burgos. Me dijo que tenía cara de cansado, y le expliqué que la noche anterior habíamos estado viendo una serie hasta tarde. Él me contó que también se acostó tarde, porque ahora cada varias noches se baja una película y la ve conectado al Skype para poder comentarla con su novia, que también se la ha bajado y la está viendo a la vez que él.

No sé si es cutre o tierno, pero me hizo gracia cuando me explicó que para empezar a verla a la vez a la vez a la vez, hacen una cuenta atrás de 5 a 0 y le dan al botón juntos xD Pero está bien la idea, ahora la veo tierna (la idea).

Me dijo que habían visto "El diario de Noah".

Abrí los ojos como la noche anterior cuando intentaba dormir. 

¿Por qué? Pues porque el lunes anterior, cuando me lo encontré medio dormido en clase, me contó que era porque la noche anterior había estado viendo una peli con su novia por Skype, y que la peli era "El diario de Noah".

Estaba demasiado cansado como para decir nada, así que me callé, suspiré, miré al reloj y vi que aún me quedaban 8 horas para llegar a casa y meterme en la cama.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Sobre Santa Clauss en pantalón corto

Me subo al autobús, donde había quedado con Eszter. Y allí está ella, al lado de la ventana, aunque el asiento que está a su lado no está libre, así que me siento detrás, en la ventana también. Charlamos durante un rato, hasta que el asiento que tiene al lado se libra.

Solo quedaban un par de paradas más y mi vecino olía a alcohol que echaba para atrás así que me quedé en mi sitio para no armar jaleo para tres minutos (y porque el señor me daba miedo. Para ser sinceros, parecía un Santa Clauss borracho, con su laaarga barba blanca y barriga prominente. El parecido acababa cuando mirabas los pantalones cortos que le llegaban por la mitad del muslo y dejaban ver esas canillas que parecían de otra persona. Y aquí acaba el paréntesis).

Al ver que no me cambiaba, Eszter se gira y me dice: "el asiento de al lado se ha librado, ¿te quieres cambiar?".

Antes de tener tiempo a reaccionar, Santa Claus en pantalón corto se levanta y se sienta a su lado.
¿¡¡WTF!!?

Al menos el olor ha durado cuatro minutos menos y Eszter ha tenido conversación.

martes, 2 de noviembre de 2010

Sobre emails que llegan

Larri, mensaje recibido.