lunes, 28 de febrero de 2011

Sobre una chica cosmopólita.

He dado clases de español mexicano a una egipcia que vive en Hungría y estudia en el colegio americano.

Otro días algo más extenso, lo prometo.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Sobre un viaje relámpago con fotos y todo

Y el despertador sonó. Eran las 3:35 de la madrugada y yo no quería creerme que era de levantarse. Sueño...

Alguien se levanta de la cama. Oigo cerrarse una puerta. Una ducha.

ZZZzzzZ

Abro los ojos, y me parece oír a alguien decir "en 10 minutos nos viene a buscar el taxi". Doy un salto hasta la ducha y en 9 minutos estoy listo. ¡Zas!

Abajo está el taxi esperando, que nos lleva primero a casa de Judit, la hermana de Eszter. Nos pareció mejor ir a buscarla en vez de dejarla ir andando al aeropuerto. Hace mucho frío, y se deben de tardar unas dos o tres horas andando.

Llegamos al aeropuerto, y ya empiezan los imprevistos: el taxista nos quiere cobrar un 25% más de lo acordado la noche anterior por teléfono, y lo consigue. A Eszter se le ha quitado el sueño y veo el mismo fuego en sus ojos que cuando lo del billete de metro.

Esto se pone interesante.

Llama por teléfono a la compañía, grita, grita más y luego un poco más. "Mañana me llaman y me cuentan algo", lo que para mi significa "tu tía".

Primer control del aeropuerto: ¡sin problemas! Quién me lo iba a decir, esta vez no han querido tocarme. Serán los pelos...
Judit se ha ahorrado una buena caminata.
Como vamos a un país que está fuera del espacio de Schengen tenemos que enseñar el pasaporte a unos señores con cara de malas pulgas. Miran el mío, lo pasan por una máquina, vuelven a mirar la foto y me dice uno: "¿este eres tú? LOL". Prometo que me dijo eso, incluyendo el LOL.

El avión sale en hora y llega antes de lo previsto. Wizzair se porta muy bien conmigo, no sé por qué odia a mis amigos... a unos les retrasa los vuelos unas horas, a otros un día entero, a otros les cancelan vuelos... pero a mi me va de perlas, oiga.  

Otra vez a enseñar el pasaporte y ya estamos fuera. ¡Londres!

Ah, no, que esto es Luton todavía, para llegar allí hay que chuparse hora y media de autobús...

Bueno, ahora sí, ¡Londres!

Resulta que las pelis no engañan, ¡las cabinas son de verdad!
Y lo primero es lo primero: a desayunar. ¿A dónde? A un Kentucky Fried Chicken, claro. Allí me tomé el que debe de ser el peor chocolate caliente del universo, pero fuera hacía frío y tenía un hambre voraz, así que no me quejé. Ni yo, ni nadie, y no fue hasta horas más tarde que me enteré que el café y el 'smoothie' sabían a rayos.

Primer destino: Notting Hill (sí, donde la peli). Media horita de paseo.

La chirigota londinense amenizaba la mañana
Yo no he visto la peli, pero los sitios que vimos debían de ser los mismos porque la gente se sacaba foto hasta con los coches aparcados. Para confirmarlo había bares con las fotos de Hugh Grant y hojas firmadas por los actores diciendo que esta o aquella son el bar preferido del actor. Qué cosas.

Ahora me tocaba a mi elegir: Tower Bridge.
La mía es más grande
Como estaba en la otra punta de la ciudad tuvimos que coger el metro. ¡Qué precios! 5€ cada viaje, o sino 9€ por un billete de día entero. Pues ale, 9€ menos, hoy no ceno.

Me siento en el metro, y veo a un chavalillo jugar con su iPhone. Miradas de complicidad con Eszter, pero luego resulta que solo yo pensaba en el iPhone :-/

Salimos y empieza el segundo paseo. Tras cruzar el Tower Bridge, pasamos por una zona de tiendas, cruzamos el London Bridge y cogemos de nuevo el metro en dirección al Big Ben (en las pocas horas que teníamos había que ir a todo correr a todos los monumentos, admirar cada nuevo sitio durante apenas 45 segundos y salir corriendo al siguiente punto).

Aquí una foto del Tower Bridge desde el London Bridge:

Que los dos se llamaran "Bridge" resultó no ser una coincidencia
Cogimos el metro de nuevo (había que amortizar esa cena que no tendríamos) hacia nuestro siguiente objetivo. Una señora hacía un sudoku en su iPhone a mi lado. Las miradas cómplices volvieron a confundirse.

Y por llegamos a uno de los lugares más emblemáticos de Londres, el Big Ben:

Para demostrar que las fotos no me las he bajado de Internet
Al otro lado del puente, estaba "El Ojo", o la noria gigante desde la que se puede ver tooooodo Londres por un módico precio. O eso dicen, porque nosotros no nos montamos :( A cierta persona le daba yuyu, así que nos quedamos en tierra y lo vimos desde el otro lado del Támesis:

Cuando no son fiestas de Bilbao la ponen ahí
Caminamos, caminamos, caminamos, y llegamos a Trafalgar Square. Bueno, a mitad de camino atravesamos un parque donde la familia de Chip y Chop parecía haberse multiplicado por mil, las había en todos los lados.
Chip. O Chop. U otra.
En Trafalgar Square nos encontramos una fuente enorme, un barco en una botella, un museo en obras patos de plástico y una manifestación a favor de Egipto:
Al sireno y al delfín les sentó mal la cena
Y otra vez al metro, que se acaba el tiempo. Allí, por supuesto, un japonés escuchando música con su iPhone. Esta vez me ahorré las miradas cómplices.

Ya me habían comentado que el Buckingham Palace no era algo tan increíble de ver, pero aún así fuimos. Y vaya, es verdad, no era tan increíble. Una fachada, un señor con un gorro con plumas de un metro de altura y mucha gente sacando fotos, nada más.
A Henry le encantaba jugar a la gallinita ciega. Y a Robert, al escondite.
Corre, corre, corre, vamos a comer algo. ¿A dónde? McDonalds, a ver si te crees que a estas alturas vamos a comer sano.

Aqui se le acabaron las pilas al teléfono y no pude sacar más fotos. Así que pongo un par al azar de mi carpeta de fotos:
Eso está en castellano, lo prometo
Esta es en Toledo, creo. No sé
Este es mi primo, y está mazado
Tras comer comida limpia fuimos al autobús, y de ahí al aeropuerto. Habíamos salido de allí 9 horas y media antes, esa misma mañana, y ya estábamos de vuelta. Agotados, esperamos a nuestro avión y allí nos quedamos dormidos.

Llegamos en hora a Budapest y cogimos un autobús que por cierto varió su ruta para dejar a Judit en su casa. Flipas. ¿Dónde se ha visto eso? Puede que alguna vez haya exagerado algo, o que lo haya contado de una forma determinada, puede que incluso no haya estado en Londres este fin de semana, pero juro por Chip y Chop y el resto de ardillas del parque que Judit hizo que el chófer desviara su ruta 300 metros para que le dejara en la puerta de case. Vale que éramos tres en el bus, pero me dejó anonadado. ¡Anonadado! Aún estoy sorprendido.

Y a eso de la 1 de la madrugada, por fin en casa. El viaje de 22 horas tocaba a su fin y podíamos volver a dormir ZzZzz

lunes, 14 de febrero de 2011

Sobre aguafiestas y patitos

Un par de fotos curiosas antes de contar lo que pasó en las 10 horas que estuvimos en Londres:

Un sitio para imprimir hojas... a una libra cada una (1,2€)
La única forma de amortizar la pantalla plana que lo anuncia
En la parada de autobús:
Los yonkis tiene su lugar especial

 En mitad de la calle:
Se acabó la fiesta
 En una fuente:
Y no necesitan que les den de comer

viernes, 11 de febrero de 2011

Sobre un viaje relámpago

Son las 20:55. En seis horas y 45 minutos hay que despertarse para ir al aeropuerto. ¡Nos vamos a Londres!

¿Que cuándo volvemos? El viaje de vuelta sale dentro de 24 horas y 35 minutos. Suena divertido, ¿eh? 

De este viaje sale una historia maja fijo.

domingo, 6 de febrero de 2011

Sobre un finde de relax... con sorpresa en el metro. Parte 3.


Al día siguiente me pasé por la uni y me encontré con Milán, un chico de USA con el que he coincidido en clase. Le expliqué lo que me pasó el día anterior y él me contó que a un amigo de un amigo de un amigo le pasó parecido, no pagó la multa y nunca jamás le llegó nada a casa. Dijo que él haría lo mismo y me recomendaba hacerlo. Justo lo que necesitaba...

Aún así me pasé por la oficina de estudiantes y cogí mi carnet de estudiante permanente, en el que ponía que estaba vigente desde el 10 de octubre y tenía validez durante dos años. Perfecto, protección para dos años. El número de estudiante que aparecía en ese carnet era diferente al del temporal y por lo tanto al que aparece apuntado en mi billete de metro, pero como no voy a reclamar, a mi plin.

En casa me esperaban con la multa en la mano y sin opción a respuesta: "nos vamos para la oficina ahora mismo, pagamos 6000 florines y listo, que con la suerte que tenemos nos viene la señora en persona con la multa millonaria".

Por cierto, y como apunte que no tiene nada que ver con lo que pasó ese día pero sí con la historia en general, he descubierto cómo se llama la tipa. Como tengo miedo de que le mandéis cartas con amenazas a casa, simplemente pondré sus iniciales: HDP (HDLGP para algunos).

Sigamos.

Antes de lo que canta un gallo estábamos en la oficina de la que la señora HDP nos había hablado. Teníamos la multa en la mano, mi carnet de estudiante en regla y mi billete de metro.

Yo me temía lo peor, ya que a mi lado tenía a alguien a quien le salía fuego por la boca al hablar, los ojos le ardían de rabia y encima sabía húngaro. Estaba dispuesta a pelear con uñas y dientes por pagar esos 6000 florines que nos tenían que haber dejado pagar la tarde anterior y no pensaba irse hasta que le devolvieran ese derecho que le robaron.

Nos llega el turno. Da un paso al frente. Yo me quedo detrás, cuidando la retaguardia.

Pasan unos minutos muy tensos, en los que se dicen muchas cosas en húngaro, hasta que se da media vuelta: "me ha dicho que aquí no podemos pagar los 6000 sino los 12000, que ella entre los botones que tiene en su máquina tonta no tiene la opción de 6000, que para eso tenemos que poner una queja a la señora de ayer y que cuando se resuelva ya se verá, aunque será nuestra palabra contra la suya, y todo eso si encontramos su nombre."

Vaya.

"Peeeeeeeeero que podemos ir al metro, decir que nos cambien el número de estudiante que aparece en el billete por el que tienes ahora, volver aquí y decirle a esta amable señorita 'que nos pusieron una multa porque se me olvidó el carnet de estudiante en casa' y que así solo tenemos que pagar 2000. ¿Te hace?".

"Joder hermana, ¡pues claro que me hace!".

Dicho y hecho, 10 minutos más tarde ya estábamos de vuelta para pagar nuestros 2000 florines. Nos toca el turno, y se pone a contar la milonga. "Xabi, son 2000 florines".

Saco mi billete de 5000 (¡me iba a sobrar y todo!) y se lo damos.

Lo mira, lo remira, lo vuelve a mirar y nos lo devuelve: "blablablá".

"Dice que esta roto y que no lo acepta. Que vayamos al banco a cambiarlo por uno nuevo".

Jodeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeerr....

Al banco vamos. Una cola tremebunda. Tras leernos tres revistas y todos los carteles del banco seis veces, nos toca el turno. Me imagino la conversación:

"Te cambio mi billete roto de 5000 por el tuyo nuevo".

"Vale, justo necesitaba un roto".

"Gracias"

"Un placer, si encuentras más rotos me los traes, que me faltan solo tres para la cubertería de plata. Adiós"

Volvemos por enésima vez a la oficina de las multas.

Esperamos la cola.

Volvemos a contar la milonga.

Saco mi billete de 5000 inmaculado.

Lo mira.

Lo remira.

Lo vuelve a mirar.

Ahora me mira a mi.

Sonríe, me da las vueltas y nos vamos. ¡Libre!