lunes, 15 de noviembre de 2010

Sobre el estrés Boloñés y botellón en la piscina

Y por fin, otra semana libre. Esto de tener una semana llena de exámenes, una libre y vuelta a una semana llena de exámenes empieza a ser agotador. Al principió me pareció que este sistema es mucho mejor porque te obliga a llevar todo al día, mirarte los apuntes con frecuencia, preguntar en clase, hacer tutorías etc para pasar los parciales. Además si todo va como se supone que tiene que ir, cuando llega la época de exámenes estos son más fáciles, o te entra menos materia o incluso hay asignaturas en las que directamente no hay examen al final del semestre si durante las 15 semanas anteriores has ido aprobando los parciales.

Pero es agotador. Igual es porque estoy (estaba) acostumbrado a dejar casi todo para el último momento, teniendo un semestre tranquilo para después en diciembre (o mejor dicho, enero) meterme una 'empollada' que no es ni normal (bueno, muchas veces ni eso...). 

Aunque está claro que los resultados no son los mismos. ¿Compensa? Seguro que dentro de dos meses, cuando mire atrás y piense "y ahora que tengo todo aprobado, me voy a descansar" diré que este método es una maravilla, ¡pero ahora mismo el estrés y agobio son infinitos! Sobre todo porque además de los exámenes tenemos que hacer un trabajo para cada asignatura que hay que entregar dentro de 4 semanas, algo que más o menos resume todo lo que hemos aprendido durante el semestre.

Y ahí es donde se nota mi oscuro pasado. Al principio el final de semestre se veía lejos, y los "ya lo empezaré más adelante" eran frecuentes, y poco más tarde los "el lunes que viene empiezo" se sucedían cada martes. Ahora, a medida que esa temible decimoquinta semana se acerca los sudores me recorren de arriba abajo...

Así que para refrescarnos un poco el sábado fuimos a los baños (¿a que mola cómo relaciono temas?). Cuando fuimos dos semanas antes me gustó un montón, y a Eszter le apetecía volver porque hacía más de dos años que no iba. Esta vez fuimos a las 7 de la noche, y fue una experiencia totalmente diferente a la anterior: la gente iba en un plan diferente que los que van durante el día y también el tipo de gente que vimos era distinto. No se veían padres y madres con hijos, ni tampoco gente mayor: ¡era la hora de la juventú! Había incluso algunos con sus botellas de cerveza y su música. Era como estar en el Casco Viejo de Bilbao un sábado por la noche, con la única diferencia de estar metido en una piscina con el agua a 38ºC en vez de en un banco con el pie en un charco.

Así que todos los que no hayáis probado estar metidos en aguas termales un sábado por la noche en Budapest, ya estáis tardando. Aquí os espero ;-)

4 comentarios:

Odane*** dijo...

yo quiero yo quieroooooo

Mariasun dijo...

Y yo y yoooo. yo también quierooo. Habrá que probarlo...

Anónimo dijo...

Yo me apunto!!! Dentro de un par de sábados qué tal te ciene??

MZE

wapm dijo...

¡Me ciene genial! No olvidéis el traje de baño!