miércoles, 20 de julio de 2011

Sobre una herida que palpar

Bueno, pues la semana siguiente descubrí que el gorila y el pobre chaval habían roto. Estas cosas pasan. Pero el gorila no entiende de penas y lo cacé en el vestuario de nuevo intentando hacer amiguitos. 

Al salir de la ducha, me empecé a vestir y al otro lado del vestuario  le oía hablar. No podía verlo ni a él ni a su nueva víctima, pero su voz era difícil de olvidar (además de que nadie más grita en inglés en el vestuario habitualmente, por lo que el margen de error es cercano al 0,2%).

"Y hoy solo he podido correr una jodida hora y media. Duele una puta barbaridad. Mira que herida, es jodidamente enorme. Y no sé cuándo me la he podido hacer. ¡Es enorme! Y encima al tocarla se nota raro. ¿La quieres tocar?"

"Yo... es que no la veo. Pero da igual"

"Que sí joder, está aquí, tócala ¿no la ves? Aquí, justo al lado del huevo".

Si alguno de vosotros necesita fórmulas para ligar, el gorila tiene muchas.

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