sábado, 9 de octubre de 2010

Sobre motos en la acera

Muchas veces cuando algo pasa por primera vez te sorprende y te deja maravillado, con ganas de contárselo a todo el mundo cuanto antes (y de hecho, lo haces). Después pasa por segunda vez, y vuelves quedarte boquiabierto. A la tercera ya no es nada del otro mundo, y a la cuarta... pfff.

Recuerdo cuando hace unas semanas vi un tío en moto cruzar un paso de peatones. Sé que es una tontería, pero me pareció algo de otro mundo ver a alguien montado en la moto con su casco esperando a que el semáforo para peatones se pusiera en verde. 

Días después estaba esperando al tranvía cuando a mi lado se puso un chico sobre su Scooter, esperando para cruzar la carretera. Una vez más, estaba impresionado, y me extrañaba que la gente no lo mirara con curiosidad.

El jueves pasado volvió a suceder, pero simplemente sonreí y pasé de lado, sin darle mucha importancia.

Y ayer, volviendo a casa con la compra pasó una a mi lado bastante más rápido de lo que me habría gustado... y lo que pensé fue que yo estaba, como dirían en húngaro, "hasta la polla", o traducido al castellano, "harto de las motos".

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